Señas de identidad
Asistimos a una época de profundo cambio en el psicoanálisis y la psicoterapia psicoanalítica. Su conocimiento sobre los procesos inconscientes, los mecanismos de defensa, los deseos y angustias, el papel de las relaciones intersubjetivas en la estructuración de la personalidad, están suficientemente validados. Pero, simultáneamente, muchas de sus hipótesis no han resistido el paso del tiempo, debiendo ser reformuladas.
La idea de la integración aparece en el horizonte como la solución para superar los datos dispersos o los estudios comparativos que incluyen las lecturas fragmentarias de Freud, Klein, Lacan, Kohut, uno a continuación del otro, como si la cronología fuera un principio ordenador, viéndose semejanzas, diferencias, compatibilidades o incompatibilidades entre sus marcos referenciales, pero, en todo caso, sin poder ubicarlos en algo que, siendo exterior a los autores, les otorgue un sentido que jamás podrían alcanzar en sí mismos.
¿Qué paradigma vemos en el horizonte epistemológico actual como aquel que permite una mejor aproximación a la descripción de un sistema complejo como el psiquismo que nos interesa a los psicoanalistas, organizado alrededor de la motivación y los afectos, la pulsión, los deseos, la búsqueda del placer, las angustias y las defensas ante el dolor psíquico? En el curso de estos años hemos desarrollado un modelo psicoanalítico que tiene en cuenta la estructura modular del inconsciente y del psiquismo, un modelo que permite deconstruir categorías psicopatológicas en términos de articulación de componentes y sus transformaciones, y que posibilita una técnica de tratamiento con intervenciones específicas en función de la estructura de personalidad y del cuadro psicopatológico. Modelo, además, acorde con las investigaciones actuales sobre el desarrollo del psiquismo y con los datos que va aportando la neurociencia. Este enfoque, al que llamamos Modular-Transformacional, no opera en torno a un principio organizador global como puede ser la sexualidad, el complejo de Edipo, el significante, el deseo, lo real, la intersubjetividad que gobernaría el desarrollo, el psiquismo o la terapia, en base a la coordinación de las distintas motivaciones que, en tanto estructuradas en sistemas modulares, configuran una totalidad con mayor o menor nivel de integración.
En cuanto a la psicoterapia, el enfoque Modular-Transformacional tiene en cuenta:
1) Los desarrollos recientes sobre el papel de las relaciones intersubjetivas en la estructuración del psiquismo y en la formación de síntomas;
2) La importancia de la persona del analista en los procesos de cambio;
3) Una técnica activa, variable y en correlación con la psicopatología del paciente que el terapeuta debe, consciente y emocionalmente, emplear para lograr la modificación estructural y de sintomas;
4) Un especial interés en los múltiples mecanismos de cambio terapéutico, al cambio por insight se le suma el cambio sobre el hacer del inconsciente inscrito en tanto esquemas de acción, la inmersión en una nueva relación y el compromiso del paciente en el proceso de transformación.
También el modelo trata de dar cuenta del componente cognitivo en terapia psicoanalítica, haciendo énfasis en el trabajo con las creencias matrices, la labor cognitiva de resignificación, así como el papel de los estados afectivos deseados o evitados en los supuestos errores de juicio o falsas creencias.
Dimensiones tales como la afectividad, las defensas, los múltiples procesamientos inconscientes, los sistemas motivacionales, las relaciones internas de objeto, el carácter intersubjetivo del tratamiento, etc., que marcan la clara diferencia entre la terapia analítica y la cognitiva.